Magnesio – uso o abuso

Cada vez que intento evitar el uso del magnesio escalando en roca, recibo respuestas como:

-Me sudan mucho las manos- o – Sin magnesio no aguanto tanto-
Ya, pero…
-¡Aún te tienes que hacer el ocho!!
Hacemos un uso del magnesio muy poco consciente, y eso lo queremos cambiar.

El carbonato de magnesio, es el que utilizamos en la escalada y aporta beneficios en cuanto a la absorción de humedad. Aun así, conlleva unas consecuencias que debemos conocer para ejercer un uso consciente del magnesio.

Uso del magnesio

El magnesio reseca las manos, pero nuestra piel es un tejido viscoelástico que necesita ciertos niveles de humedad.
Si eliminamos esta humedad natural, ocurren tres cosas:

1- Efecto:
Aumenta la fricción.

El magnesio mejora la precisión de agarre, al absorber un exceso de humedad y grasa del sudor, aunque esta mejora es efectiva sobre todo en pequeñas presas de mano, regletas donde la superficie de contacto es muy pequeña. Entonces sí, aquellas regletas de 8ª posiblemente sin magnesio serían casi imposibles.
De todas formas el estudio que sostiene la mejora de adherencia con el uso del magnesio, habla de un 20% más de fricción con magnesio. Según el tipo de roca solo llega a un 15%. Es por este motivo que si estamos empezando valoremos si realmente necesitamos aquel magnesio (como aquellos gatos de pros, aquella cuerda tan ligera, etc)

2- Causa:
Perdemos la elasticidad de la piel.

La piel se estira y los surcos ayudan a adherirnos a las superficies porosas cuando sentimos un desplazamiento, pero es la piel estirándose y no resbalando (percepciones, cada persona es un mundo). Además el cuerpo genera humedad para contrarrestar esta carencia natural, repitiendo el proceso cada vez.
Una piel seca es menos uniforme y más fácil de romperse. De ahí que las personas que se cuidan las manos, contrarrestan el uso del magnesio con cremas hidratantes. Tal vez sería más fácil prevenir ese deterioro, en lugar de utilizar productos paliativos a posteriori. Nuestro cuerpo se adapta a todo y esto no es un gran problema, sin embargo, ¿vale la pena estresar nuestra piel?

3- Consecuencia:
Obstruyen la porosidad.

La piel seca aumenta la fricción entre dos superficies, sí, pero estas superficies deben ser porosas. La porosidad mejora la adherencia, nuestra piel es porosa, la suela de los gatos es porosa, la roca es porosa …
Las partículas del magnesio pueden saturar esa porosidad haciéndolas, por tanto, menos adherentes.
El magnesio ayuda a incrementar la fricción entre la piel y la roca, pero si nos excedemos (demasiado magnesio en las manos o en la roca) producimos el efecto contrario creando una capa deslizante de polvo blanco.
Esto podría minimizarse, si limpiáramos las marcas de magnesio de las presas después de usarlas, pero en nuestro territorio parece un reto difícil de conseguir. Por ahora intentamos concienciar sobre este hecho y minimizar el uso.

Aparte de estos puntos, hay otros efectos colaterales que debemos tener en cuenta.

Abuso del magnesio

1- Marcamos el camino.
Las vías con magnesio en la roca tienen poca gracia.
Uno de los atractivos de la escalada es resolver un itinerario que no está marcado. Si no limpiamos las vías, quedan marcadas las manos más frecuentes convirtiéndose la roca en un rocódromo donde las tomas son de color blanco. Hay propuestas de magnesio camuflado con la roca, o alternativas resinosas, así como la limpieza obligada de las clecas. Pero no hay una respuesta óptima. Las resinas no son fáciles de limpiar de las vías, y según el cepillo y la roca que limpiemos, podemos acelerar la erosión de la misma.

2- Creamos un vicio.
Utilizar magnesio antes de encarar la vía como un ritual, ayuda a mucha gente a modo de inicio, de preparación.
Tal y como empieza este artículo, el uso del magnesio se convierte en un hábito inconsciente donde pierde su razón de uso. Este fenómeno psicológico lo vemos con el café de la mañana, por ejemplo, el efecto despertador del café no es real hasta al cabo de un tiempo, pero si no lo tomamos, parece que no hemos empezado el día.
Uno de los estudios vinculados abajo, demuestra que no hay ninguna relación directa entre el uso del magnesio y el aumento de fricción, sin embargo sí que demuestra una mejora del reposo. Pues usamos magnesio antes de encarar un paso difícil, mirándola bien, cambiando la mano de reposo, y aprovechando este tiempo. Quien no utiliza, descansa menos tiempo, ya que aquella presa se va sintiendo más húmeda y resbaladiza.

3- Contaminamos.
Cada vez somos más conscientes de que las mandarinas no desaparecen en dos días, que los huesos de manzana no pertenecen a zonas rupícolas y que los agujeros de la roca no son ceniceros. Pero parece que la bolsa de magnesio a pie de vía llegó para quedarse, y si no cae dejándolo todo blanco, es un milagro.
En este punto, sin embargo, tenemos buenas noticias. El carbonato de magnesio no es un agente tóxico para la flora y fauna (en exceso seguramente sí lo sea) y la lluvia lo disuelve dejando poco rastro (en general, pero en este país la lluvia no abunda).

Alternativa al magnesio

Hay marcas de magnesio menos nocivas que otras, por ejemplo el RAW de Black Diamond sin ningún aditivo.
Esto es importante de mirar sobre todo si tu piel es sensible, pues se ha visto que el uso del magnesio (tal vez por sus aditivos desencantes) puede causar irritaciones o exceso de sudoración en personas que antes de escalar, no presentaban. La Metolius Eco-Ball es buena opción según la venden. Una especie de magnesio de color azul metido dentro de una pelota de tela que no deja manchas en la roca. Pero también encontramos puntos negativos con respecto a nuestra salud y el polvo que desprende, que no detallaremos.

La mejor alternativa es la misma conciencia y actuar en consecuencia a unos valores.
Escalar sin magnesio requiere una estrategia específica.
Al conocer nuestro cuerpo, podremos implementar una serie de tácticas concretas que ayuden a optimizar nuestros movimientos y no depender de este polvo blanco.

  • Lavarse bien las manos antes es la mejor alternativa, si sacamos las partículas de polvo de nuestra piel y sobre todo la grasa restante del sudor, tendremos unas manos más adherentes que con magnesio.
  • Aprovechar descansos breves sin quedarse demasiado tiempo. Repetir una misma toma es perjudicial en cuanto a la sudoración, por lo tanto si escalamos sin magnesio, encaramos las vías de otro modo.
  • Economizar las presas de manos. Similar al anterior, con una buena técnica de pies, las manos usadas durante una vía pueden ser la mitad o incluso un tercio de los pies.
  • Minimizar el uso. Y eso quiere decir, por ejemplo, mojar solamente la punta de los dedos si buscas precisión, o usar las pelotas que desprenden muy poco magnesio (difícil de medir).

Conclusión

El uso del magnesio es provechoso en ámbitos concretos como la competición, las presas de rocódromo o regletas y tomas bien pequeñas.
Si tienes que secarte las manos antes de saludar a alguien, seguramente el uso del magnesio será más eficaz y coherente, si no es el caso, adaptar una escalada consciente con la piel y el medio será el más acertado. Pues fuera de estos ámbitos, su principal ventaja es psicológico, el beneficio físico conlleva un desgaste y posterior cuidado y el impacto sobre el medio a pesar de ser leve, es difícil de minimizar sin aumentar su erosión.

Antes de usar magnesio piensa, ¿vale la pena? Mejor raciónalo como para una vía al día, y al bajar, límpiala (y límpiate).
Así haremos piña y cada vez seremos más quienes cuidamos los espacios.

Bibliografía:

https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/11411778/

https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/23259237/

https://www.tandfonline.com/doi/abs/10.1080/026404101300149375

https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC5841679/

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